Para comprender porqué Olimpiadas Especiales tiene un interés tan fundamental en la educación inclusiva, ayuda recordar aquel mundo que habitaban las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo en 1968, el año en que nació nuestro movimiento.
Escrito por Dr. Timothy Shriver
La exclusión era la norma en ese entonces. La exclusión era universal. La exclusión se daba por sentado, tanto así que hasta un simple acto de inclusión –en nuestro caso, reunir a algunos jóvenes con discapacidad intelectual para una competición deportiva en Chicago—era prácticamente revolucionario.
Un par de docenas de jóvenes salían de sus instituciones por un día, para correr, nadar, patear y saltar. Para divertirse, pero también para competir, de verdad, con público espectador y árbitros. Se anotaban los puntajes y los tiempos. Se entregaron medallas y listones. ¡Increíble!
Algunos expertos y hasta padres se opusieron – algunos furiosamente. Hasta el esfuerzo al aire libre, con el sol veraniego, fue controversial. “Demasiado extenuante”. “Serán humillados”. Luego de que los juegos se desarrollaron de manera espléndida, algunos expertos expresaron su grata sorpresa. “Noventa por ciento de ellos parece correr normalmente”, dijo un funcionario del Distrito de Parques de Chicago al Chicago Tribune.
Ese día en Chicago, los atletas de Olimpiadas Especiales aseguraron una victoria pública a la inclusión, mucho antes de que la inclusión fuese nuestro norte. Esos primeros juegos fueron el modesto inicio de un largo, lento e incompleto proceso en el que millones de personas con discapacidad intelectual – DI, para abreviar – han declarado su derecho a pertenecer.
La inclusión ha recorrido un largo camino desde 1968. ¿Pero, qué tan lejos – y cuán rápido se está moviendo? Esta carta es la primera evaluación anual de Olimpiadas Especiales de los éxitos y fracasos a nivel mundial en la creación de una inclusión verdadera en la educación para todos.
¿Por qué educación?
Nuestro movimiento canaliza el poder de los deportes para profundizar la inclusión social por medio de relaciones más fuertes, amistades más profundas, y comunidades más hospitalarias, en donde las mentalidades inclusivas son activamente cultivadas. Las escuelas son el escenario más significativo de progreso en estas áreas.
En los últimos 30 años, gobiernos y organizaciones internacionales han expresado un apoyo cada vez mayor para la educación inclusiva, consagrándolo en acuerdos internacionales como la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas.
Pero, de acuerdo a la UNESCO, sólo 16 países incluyen referencias generales a “educación inclusiva” en sus leyes generales de educación. Y sólo un 40 por ciento de países de bajos- y medianos-ingresos siquiera tienen presupuestos de educación para niños con discapacidades.
Más allá de tratados y políticas, la data sobre prácticas inclusivas reales – la prueba de que los gobiernos están realmente implementando las leyes que dicen tener en sus libros – es escasa e inconsistente.
Educación de calidad: un derecho inaccesible para algunos
La educación de calidad es un derecho universal. Aún así, permanece fuera del alcance de muchas personas con DI, que conforman un estimado del 3 por ciento de la población. A nivel global, casi 240 millones de niños viven con discapacidad – sea física o intelectual, o ambas. UNICEF estima que la mitad nunca ha asistido a la escuela.
Una educación sólida – aprendizaje académico y también social y emocional – es la manera más segura de encaminar a alguien en aquella vía que lleva a ese deseado punto en la vida en donde sueños, habilidades y potencial converge y se entrelaza.
Sin embargo, para las personas con DI, las oportunidades educativas son conseguidos con mucho esfuerzo, y a menudo son de calidad inferior. Para entender este paisaje, puede ayudar la siguiente terminología:
Institucionalización — El modelo viejo, aún no extinguido: Personas con DI viviendo en entornos confinados, separados del mundo exterior.
Segregación — Estudiantes con DI recibiendo enseñanza en sus propias escuelas, intrínsicamente desigual.
Integración — Estudiantes con y sin DI asistiendo a las mismas escuelas pero tomando clases y actividades por separado.
Inclusión — La situación ideal, basada en el principio de que “todos los niños deberían aprender juntos, donde sea y cuando sea posible, sin importar las dificultades o diferencias que puedan tener”.
Educación inclusiva: una deuda gubernamental a nivel mundial
De acuerdo al Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020 de la UNESCO, las leyes enfatizan la segregación en 25 por ciento de los países, segregación parcial en 48 por ciento, integración en 10 por ciento e inclusión en 17 por ciento.
Desde el punto de vista de Olimpiadas Especiales Internacional, el estado de la inclusión en la educación en el 2023 fue, a nivel global, una mezcla. Algunos gobiernos lograron un progreso modesto en avanzar prácticas más inclusivas en sus sistemas de educación. Pero muy pocos países tenían leyes en sus libros que exigían escuelas inclusivas, y pocos países incluían políticas que pudieran convertir esos mandatos en prácticas sostenibles.
Al final, muy pocas escuelas tenían los recursos necesarios para implementar un modelo de educación realmente inclusivo. Y aún en países que generalmente están a la vanguardia de prácticas inclusivas, la cruel infraestructura de la institucionalización no ha sido desmantelada del todo.
Europa, América del Norte y Oceanía tienen el número más alto de políticas educativas inclusivas a la discapacidad, aunque la calidad varíe enormemente. En Oceanía, más de la mitad de todas las leyes y casi dos tercios de las cláusulas de políticas educativas abogan por la inclusión.
En Europa y América del Norte, 55 por ciento de las políticas educativas apoyan la inclusión en la educación, pero sólo un cuarto de las leyes de educación hacen referencia a la inclusión. Y aunque debemos celebrar países que han avanzado muchísimo en el continuo de la institucionalización a la inclusión, también debemos reconocer que las leyes y políticas de educación inclusiva no van a crear automáticamente escuelas en donde familias y niños se sientan incluidos.
Los programas de alta calidad que infunden a la niñez con una mayor empatía y valentía moral, el apoyo a la capacitación de docentes y el desarrollo de personal, y la rigurosa medición y evaluación del entorno y cultura escolar, como también los recursos proporcionales a las necesidades de las comunidades, son todos elementos críticos de las prácticas inclusivas que dan lugar a un cambio duradero.
Asia del Este y el Sudeste Asiático tienen mucho trabajo por delante en lo que respecta a establecer sistemas de educación inclusiva. Sólo 6 por ciento de los países en esta región tiene leyes que fomentan la educación inclusiva. Aunque la segregación es una práctica que produce disparidades impactantes en las escuelas, 44 por ciento de los países a lo largo de Asia todavía tienen leyes que defienden este modelo arcaico.
Aún sin una robusta infraestructura legal y política, hay comunidades y escuelas a lo largo de la región que están implementando mejores prácticas inclusivas (muchas en alianza con Olimpiadas Especiales), pero necesitan un apoyo más confiable y compromisos de sus gobiernos nacionales.
Sólo 17 por ciento de los países en el África Sub-sahariano tiene leyes que exigen educación inclusiva, a pesar de que 42 por ciento de las políticas educativas de la región fomentan la inclusión. Esto significa que hay países que hablan en pro de la inclusión en cuanto a políticas se refiere, pero todavía no están llevándolo a la acción, al codificar estas políticas en leyes con presupuestos obligatorios.
Avances en la educación inclusiva
También encontramos prácticas inclusivas en lugares donde los gobiernos hacen importantes compromisos con fondos y exigen una implementación de alta calidad. Por ejemplo, para el 2015, Sur África había establecido 715 escuelas inclusivas, sobrepasando una meta fijada en el 2001, mientras Malaui está transformando las escuelas especiales en centros de recursos para que más estudiantes con discapacidad puedan alcanzar la integración en escenarios educativos convencionales.
Muchos países están logrando un progreso hacia la remoción de barreras legales, políticas y financieras a la educación inclusiva. El porcentaje de estudiantes de educación especial en niveles primarios y primeros niveles de secundaria quiénes están siendo atendidos por la educación inclusiva es más del 80 por ciento en varios países.
También nos animaron novedades positivas del último año, como estas:
Filipinas inició la implementación de su trascedental acta de educación inclusiva que daba la orden a que todas las ciudades y municipalidades tengan al menos un Centro de Recursos de Aprendizaje Inclusivo, cuya labor es remover las barreras a una educación accesible y de calidad para estudiantes con discapacidad.
La Asamblea Nacional de Bután inició conversaciones para ratificar la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD) de las Naciones Unidas. En el 2022, el Ministerio de Educación de Bután y UNICEF inauguraron un modelo de un Centro para el Cuidado y Desarrollo Infantil inclusivo, enfocado en brindar servicios de intervención temprana para niños con discapacidad o dificultades del desarrollo.
Seguido a la aprobación de la República de Ruanda a la Política Revisada de Necesidades Especiales y Educación Inclusiva, un significativo progreso se ha realizado en cuánto al avance de prácticas inclusivas en escuelas, con el número de profesores capacitados en necesidades especiales y educación inclusiva incrementando por 29.7 por ciento en el 2022.
La Cámara de los Comunes de Canadá aprobó unánimemente la Moción 78 (M-78), que hacía énfasis crucial en que “es la opinión de la Cámara, que en donde el gobierno federal invierta dinero en educación, a nivel doméstico o internacional, se debe dar una clara consideración a la inclusión máxima de personas con discapacidad, incluyendo personas con discapacidad intelectual y del desarrollo”.
Montenegro fue la primera nación en ratificar su compromiso a la Coalición de Liderazgo Global por la Inclusión de Olimpiadas Especiales, que adelanta la implementación de la Estrategia de Educación Inclusiva 2019-2026 y la Estrategia Nacional de Juventud 2022-2026 del gobierno, ambas alineadas con los compromisos nacionales al CPRD.
Los Emiratos Árabes Unidos (UAE) implementaron exitosamente los programas Unificados de Olimpiadas Especiales – que reúnen a la niñez y juventud con y sin discapacidad para que practiquen deportes y desarrollen habilidades de liderazgo juntos – en escuelas a nivel nacional, con 195 escuelas en los UAE alcanzando la calificación de Escuelas Unificadas Campeonas, involucrando a más de 18,000 estudiantes.
Ese es el tipo de tendencia que estamos buscando: elevando la inclusividad educativa a escala en el nivel nacional.
Es por eso que Olimpiadas Especiales inició el desarrollo de programación que permitiría a los jóvenes convertirse en líderes y guiar a sus compañeros y sus escuelas en la creación de equipos de Deportes Unificados de Olimpiadas Especiales, simultáneamente retando a sus escuelas a adoptar la inclusión como parte de todo lo que hacen.
Luego de años de evolución y esos desafiantes primeros pasos, la primera ola de 700 Escuelas Unificadas Campeonas fue lanzada a lo largo de los Estados Unidos en el 2008. Hoy, podemos encontrar más de 30,000 Escuelas Unificadas Campeonas de Olimpiadas Especiales en 152 países, alcanzando aproximadamente a un millón de estudiantes, y muchas más educadores, entrenadores y miembros de familia.
Aunque este crecimiento es significativo, representa apenas una fracción de la necesidad. Y es por eso que:
El año pasado, 177 países y jurisdicciones trabajaron junto a Olimpiadas Especiales para ampliar los programas de inclusión social en sus comunidades y escuelas.
En junio, lanzamos la Coalición de Liderazgo Global por la Inclusión de Olimpiadas Especiales, financiado por una beca de la Fundación Stavros Niarchos (SNF), que reúne a 14 países y varias organizaciones y fundaciones internacionales importantes en un esfuerzo multilateral vanguardista, que busca crear más escuelas y comunidades inclusivas, como también, comprometerse con recursos significativos para la implementación de estas metas.
El Centro Global para la Inclusión en la Educación de Olimpiadas Especiales ha establecido su primer órgano global de académicos que estará lanzando un llamado a la acción para las investigaciones que demuestren el valor social, económico y académico de la inclusión en la educación.
Espero ver el momento en que los países y las comunidades realicen compromisos más fuertes para la creación de entornos de aprendizaje más hospitalarios, eficaces y seguros.
El 2024 puede ser el año en que más gobiernos se comprometan a capacitar a educadores especiales, implementen programas basados en data comprobable que fomente la enseñanza inclusiva, exija rendición de cuentas en entorno y cultura escolar, y prepare a una generación de jóvenes que guíe a sus comunidades, con una firme creencia en la igualdad y la dignidad universal.
Mientras Olimpiadas Especiales continua trabajando hacia el cumplimiento de estas metas, quiero escuchar de ustedes. ¿Estás siendo testigo a algo que merece ser compartido y celebrado? Y de igual importancia, ¿en donde están fallando sus educadores o escuelas, y que papel quisieras que juegue Olimpiadas Especiales en la exigencia de mejores resultados y estándares más altos?
La programación de educación de Olimpiadas Especiales descansa sobre la premisa que la inclusión es un comportamiento aprendido, que puede ser enseñado junto a las habilidades académicas. Y que la creación de una escuela inclusiva brinda beneficios medibles a todos los estudiantes, con y sin DI – desde una sensación de comunidad más fuerte, hasta la reducción del acoso escolar, a mejores puntajes en matemáticas y lectura.
Estamos dedicados a ampliar nuestros programas y seguir aumentando nuestro programa de Escuelas Unificadas Campeonas para alcanzar a 150,000 escuelas en 180 países, y traer a 2 millones de jóvenes con y sin DI a programas de Olimpiadas Especiales en escuelas de todas partes del mundo.
Para cualquier estudiante dentro de esos 2 millones, en cualquiera de esas escuelas, ser incluido, hacer amistades, sentirse igual, esto puede cambiar su vida – una vida de infinito valor y significado. Saber cómo esos cambios se multiplican con el tiempo, a lo largo de muchas vidas, escuelas, comunidades y países, es suficiente para hacer tambalear nuestra imaginación.
Y así es como funciona una revolución.
(La primera carta anual de Olimpiadas Especiales sobre el Estado Global de la Inclusión en la Educación ha sido traducida de su versión original, que puede encontrar en este enlace).
Realmente me gustaría unirme a ustedes si es posible. geometry dash wave