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"El viernes": Cuentos sobre la inclusión

Actualizado: 5 oct 2021


Olimpiadas Especiales, junto con la Municipalidad de La Florida, ha dado por finalizado los concursos de cuentos en los que participaron más de 700 niños, niñas y adolescentes. El cuento presentado a continuación fue escrito por la estudiante de tercero medio Consuelo Urrutia, del Centro Educacional Municipal Cardenal Antonio Samoré, ganadora de la cuarta categoría.


El viernes


Esto no lo viví yo, sino que me lo contó un compañero de mi escuela:

El viernes pasado caí enfermo y tuve que faltar a clase, que para mala suerte mía era un día que esperaba con muchísimas ansias y lo último que quería era tener que ausentarme.

¡Era justo el día que jugaríamos a los quemados!


Cuyo deporte, que sin presumir, soy uno de los mejores a la hora de jugarlo. Eso no era lo peor, al yo faltar uno de los equipos quedaría en desventaja y no sería justo, quizás ni siquiera podría hacerse el partido en esa clase, al menos eso fue lo que pensé.


No fue hasta este lunes que me enteré por medio de mi amigo, que él me relató como de forma repentina viendo que faltaba uno en un equipo, invitaron a Renato a ocupar el puesto. ¿A Renato? Me pregunté. Grande fue mi sorpresa, ya que si mal no recordaba el chico nunca había participado en esa clase, era un alumno tranquilo y callado, casi parecía que intentaba pasar desapercibido. Aparentaba no querer jugar con el resto de compañeros, así desde que llegó a mitad del año escolar a nuestra clase, se negaba y murmuraban muchas cosas por ello, el por su parte solo nos dijo que no quería estorbar, ya que a donde fuese, su silla de ruedas iba consigo.


Esa vez no fue la excepción, lo primero que hizo Renato fue negarse, dijo que prefería mirar que jugar o que no podría moverse tan rápido como los otros chicos, yo oía el suceso con atención y esperaba eso del chico, hasta que mi amigo con emoción me contó, por poco simulándolo con sus manos, como es que Oscar, quien era el jefe del equipo ese día, sujeto la silla de Renato y lo llevó a la cancha con el resto de compañeros.


Recuerdo haberle preguntado a mi amigo, con todas las ansias y casi al borde de mi asiento que había sucedido entonces, él con asombro en sus ojos respondió que Renato, aunque nervioso y avergonzado al inicio, al primer lanzamiento ¡él atrapó el balón sin dudarlo! De allí el partido comenzó.


Si bien Oscar era quien movía la silla, era Renato quien lanzaba, quemaba y esquivaba, jugaba tal como cualquier otro chico de nuestra edad.


También pude saber que durante la partida, le llegó un balonazo a una de las ruedas de la silla, pero no contó para descalificarlo, después de todo la silla es como los pies de Renato ¡y nosotros no contamos los pies al quemar!


Aun cuando no hubo ganador, de solo oírlo ¡no pude sentirme más feliz de haber faltado ese viernes a clase! Aunque no puede compararse a como lo pudo ser Renato ese día al jugar a quemados.


Puedo asegurar que espero con ansias el que viene ¡para poder yo también jugar junto a él!


 

¿Te gustó este cuento? ¡Entonces no te puedes perder a los otros ganadores que están en la página web!


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